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Por Andrés Soto

En un llamado directo a las grandes potencias mundiales, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, propuso durante la Cumbre del G20 destinar el 1% del gasto militar global para financiar el programa de reforestación más ambicioso de la historia. La propuesta, que busca redirigir 24 mil millones de dólares anuales, fue presentada en la Primera Sesión de Trabajo titulada “Lucha contra el Hambre y la Pobreza”.

Un mensaje claro al gasto militar y su impacto global

Sheinbaum no solo ofreció una propuesta, sino una reflexión contundente: “¿Cómo es posible que la economía de la destrucción alcance más de 2.4 billones de dólares mientras 700 millones de personas viven en pobreza extrema? Es momento de cambiar prioridades: dejemos de sembrar guerras, sembremos paz y sembremos vida”. Su discurso, cargado de crítica al uso desmedido de recursos en armamento, es un mensaje indirecto a las recientes decisiones internacionales, como la autorización de armas por parte de Ucrania contra Rusia, resaltando la paradoja de destinar más fondos a conflictos que a combatir la crisis climática o la pobreza.

El programa de reforestación global: Una solución de impacto

La propuesta mexicana busca destinar estos recursos a la reforestación de 15 millones de hectáreas —equivalente a cuatro veces Dinamarca o el 30% de la superficie de Suecia— y apoyar a 6 millones de sembradores de árboles en todo el mundo. Con un presupuesto anual de 24 mil millones de dólares, se pretende mitigar el calentamiento global, capturar dióxido de carbono y generar empleos para comunidades marginadas.

Sheinbaum utilizó como ejemplo el programa Sembrando Vida, implementado en México, que ha logrado reforestar más de un millón de hectáreas y beneficiar a más de 439 mil familias con un presupuesto de 1,700 millones de dólares al año. Además, el programa ha extendido su impacto a Guatemala, Honduras y El Salvador, fomentando el empleo rural y capturando anualmente 30 millones de toneladas de CO₂.

Un presupuesto para la paz, no para la guerra

El llamado de Sheinbaum subraya la urgencia de un cambio estructural en las prioridades de gasto global. Enfatizó que, si tan solo una fracción del gasto militar se destinara a combatir la pobreza y el cambio climático, se podría reducir significativamente la migración y el hambre en el mundo. La presidenta cuestionó directamente cómo, en un mundo donde se ha avanzado tecnológicamente con inteligencia artificial, aún no se logra resolver problemas fundamentales como la desigualdad y la pobreza.

Relevancia para México y el mundo

La propuesta pone a México en una posición de liderazgo en la agenda global, destacando un enfoque en la paz y la sostenibilidad. Además, es una oportunidad para que las grandes naciones reconsideren el impacto de sus decisiones presupuestarias, especialmente en un contexto donde las tensiones geopolíticas —como el apoyo militar a Ucrania— han elevado los costos de la guerra.

El mensaje de Sheinbaum, cargado de simbolismo y pragmatismo, plantea una disyuntiva: ¿seguir invirtiendo en la destrucción o redirigir esos recursos hacia un futuro sostenible? Su propuesta, si bien ambiciosa, refleja una apuesta por la cooperación internacional en un momento crítico para el planeta.