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Las recientes declaraciones del presidente electo Donald Trump sobre su intención de tener mayor control sobre la Reserva Federal (Fed) e incluso destituir a su actual presidente, Jay Powell, han generado preocupación en Wall Street. A esto se suma el respaldo de Elon Musk a la idea de reducir la independencia de la Fed, lo cual ha intensificado el debate sobre el papel de la política en la entidad financiera más importante del país.

Esta situación refleja cómo el futuro de la Fed se ha convertido en un tema de alto perfil, y el impacto de figuras como Musk —junto con su plataforma, X, como foro para expresar opiniones políticas— está moldeando la conversación pública sobre el rol del gobierno en la economía.

La Fed tiene sus críticos, entre ellos el senador republicano de Utah, Mike Lee, quien presentó en junio una propuesta para abolir la Reserva Federal. Lee ha acusado a la entidad de manipular la economía y contribuir a la inestabilidad financiera que enfrentan muchos estadounidenses. En X, Lee expresó su deseo de ver a la Fed bajo control presidencial, un punto de vista que Musk también apoyó.

Ante esta situación, es posible que Powell recurra a los tribunales si la Casa Blanca intenta aumentar su control sobre la Reserva Federal. Según el Wall Street Journal, en 2017, cuando Trump nombró a Powell, también consideró destituirlo luego de que la Fed continuara aumentando las tasas de interés en contra de sus deseos. Powell, en su momento, comunicó al entonces secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, que pelearía cualquier intento de remoción.

Para Powell, una posible batalla legal es crucial para mantener la integridad de la Fed y permitir que futuros líderes de la institución puedan desempeñar su rol sin temor a represalias políticas. El presidente de la Fed ha reiterado que la ley no permite al presidente destituirlo sin causa justificada, y señaló que no renunciaría, incluso si Trump se lo pidiera.

En un contexto donde las decisiones de la Fed afectan tanto la economía nacional como la estabilidad financiera global, la independencia de la entidad es fundamental. La situación plantea una pregunta crucial: ¿Debería la Fed permanecer libre de presiones políticas, o debería alinearse más estrechamente con la visión económica del gobierno en turno? La respuesta a esta pregunta definirá no solo el futuro de la Fed, sino también el rumbo económico de Estados Unidos.