Compartir:

Por Andrés Soto

El Banco de Japón (BOJ) está preparando un informe histórico que podría marcar un punto de inflexión en su política monetaria tras 25 años de estímulos no convencionales. Este análisis, que será publicado después de su última reunión del año el 18 y 19 de diciembre, examinará las ventajas y desventajas de las herramientas utilizadas para combatir la deflación y allanará el camino hacia la normalización de políticas, incluyendo posibles ajustes en las tasas de interés.

El informe no tendrá implicaciones inmediatas en las políticas del BOJ, pero según el gobernador Kazuo Ueda, busca proporcionar material que guíe decisiones futuras a largo plazo. Una de las principales expectativas es un posible incremento de la tasa de interés desde su nivel actual de 0.25%. Este cambio, aunque modesto, tendría implicaciones profundas para el mercado de bonos y el carry trade global.

El carry trade y su relación con Japón

El carry trade es una estrategia financiera que explota las diferencias en las tasas de interés entre países, tomando préstamos en economías con tasas bajas, como Japón, para invertir en activos de mayor rendimiento en otros lugares. Durante años, las tasas extremadamente bajas del BOJ hicieron de Japón un centro clave para el carry trade. Sin embargo, cualquier aumento en las tasas del BOJ podría reducir el atractivo de esta estrategia, encareciendo los costos de financiamiento en yenes y fortaleciendo la moneda japonesa.

Esto también tiene implicaciones significativas para los bonos gubernamentales japoneses (JGBs). Un aumento en las tasas elevaría los rendimientos de los JGBs, lo que podría incrementar su atractivo para los inversores internacionales. Esto, a su vez, podría afectar el flujo de capital global y cambiar el equilibrio en los mercados financieros, especialmente en un momento en que otros bancos centrales también están ajustando sus políticas monetarias.

El impacto en los bonos y el mercado global

El informe del BOJ abordará uno de los puntos más controvertidos de su política: el impacto de su compra masiva de bonos y el control de la curva de rendimientos. Estas medidas han distorsionado los precios de los activos, erosionado la rentabilidad bancaria y drenado la liquidez del mercado. Al normalizar sus políticas y reducir sus compras de bonos, el BOJ podría liberar parte de esa presión, reactivando el mercado de bonos japonés y ofreciendo rendimientos más competitivos a los inversores.

Un movimiento hacia tasas más altas en Japón también podría revalorizar los bonos a nivel global. Los inversores, acostumbrados a buscar rendimientos más altos en mercados extranjeros, podrían comenzar a repatriar capital hacia los JGBs. Esto generaría presión en mercados emergentes y economías desarrolladas, ya que los flujos de capital se redistribuirían para aprovechar el cambio en las condiciones japonesas.

Japón: ¿En el fin de su lucha contra la deflación?

El BOJ también revisará los efectos culturales y estructurales que limitan el poder de los bancos centrales para influir en las expectativas de inflación. Según el BOJ, el cambio de percepción en hogares y empresas respecto al alza de precios y salarios sugiere que Japón podría estar saliendo de su “norma deflacionaria”. Esta transición permitiría justificar costos de endeudamiento más altos sin frenar la recuperación económica.

Aunque el informe no tocará temas sensibles como el impacto de los fondos cotizados en bolsa (ETF) en el balance del BOJ o el nivel de la tasa de interés neutral, será una guía crucial para entender cómo los bancos centrales podrían ajustar sus políticas tras décadas de estímulos extremos. Además, podría inspirar a otros bancos centrales al proporcionar una “enciclopedia” de estrategias de relajación monetaria y sus efectos.