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Por Andrés Soto

Cuando una empresa decide endeudarse, lo hace con la intención de financiar crecimiento, optimizar su estructura de capital o capear dificultades temporales. Sin embargo, si no se gestiona correctamente, la deuda puede convertirse en un veneno letal que erosiona el Equity Value hasta llevarlo a cero, dejando a los accionistas sin nada. La clave para evitar esta trampa radica en monitorear dos indicadores esenciales: Deuda/EBITDA y EV/EBITDA.

El peligro de un alto Deuda/EBITDA

El indicador Deuda/EBITDA mide cuántos años de generación de EBITDA se necesitarían para pagar la deuda total de la empresa. Un nivel superior a 4.0x ya es una señal de alerta en muchas industrias, mientras que superar 5.0x sin una estrategia de desapalancamiento es un camino seguro hacia la destrucción de valor.

Cuando este indicador sube, el riesgo de incumplimiento también aumenta. Las empresas con EBITDA volátil o en sectores cíclicos (como aerolíneas, minería o energía) pueden enfrentar problemas si no cuentan con un flujo de caja estable para sostener el pago de intereses y amortizaciones.

La importancia del EV/EBITDA en la valuación

El EV/EBITDA (Enterprise Value sobre EBITDA) mide cuántas veces los inversionistas están dispuestos a pagar por el EBITDA de una empresa. Si una compañía con alto apalancamiento ve caer su múltiplo EV/EBITDA por factores como tasas de interés más altas o menor crecimiento esperado, el Equity Value puede desaparecer rápidamente.

El cálculo es simple:

Si el EV cae por una reducción en el múltiplo y la deuda sigue igual o aumenta, el Equity Value se contrae. En el peor de los casos, si el EV es menor que la deuda, el valor para los accionistas se vuelve cero, lo que significa que la compañía está técnicamente en quiebra y los acreedores toman el control.

CAPEX y la trampa del apalancamiento

Las inversiones de CAPEX (gasto de capital) pueden ser un catalizador para la generación de valor, pero también una trampa si se financian de manera irresponsable. Sectores como telecomunicaciones, aerolíneas, energía, minería y manufactura intensiva en activos requieren enormes desembolsos de capital para mantenerse competitivos. Cuando estas inversiones no generan un retorno rápido, la presión financiera crece y la empresa puede verse forzada a refinanciarse una y otra vez, acumulando una bola de nieve de deuda.

Pensar estratégicamente para evitar la bancarrota

Para evitar que el Equity Value se desvanezca, las empresas deben:

  1. Mantener el Deuda/EBITDA bajo control, idealmente por debajo de 3.0x, salvo en industrias con flujos de caja predecibles.

  2. Refinanciar inteligentemente, solo si se obtiene una tasa de interés menor o se extiende el plazo sin comprometer la estabilidad financiera.

  3. Evitar CAPEX excesivo sin retorno claro, priorizando proyectos que generen EBITDA en el corto y mediano plazo.

  4. No depender exclusivamente de la deuda, considerando también la emisión de equity en escenarios extremos.

El Equity Value es un asesino silencioso, y solo una gestión financiera disciplinada puede evitar que los accionistas pierdan su participación en la empresa. En un mundo donde las tasas de interés fluctúan y los mercados castigan el exceso de deuda, la planeación estratégica no es una opción, sino una necesidad para la supervivencia corporativa.