Compartir:

Donald Trump, ahora presidente electo, ha enviado señales ambiguas durante años sobre sus intenciones de despedir o degradar a Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, cuando asuma nuevamente la presidencia. Sin embargo, Powell dejó en claro este jueves que no planea irse, incluso si Trump intentara removerlo de su cargo.

“No está permitido por la ley”, afirmó Powell de manera concisa en una conferencia de prensa cuando se le preguntó sobre la posibilidad de ser despedido o degradado por el presidente. Con un rotundo “no”, Powell respondió a otra pregunta sobre si estaría dispuesto a renunciar ante cualquier presión en ese sentido.

Potencial Conflicto Legal

Trump ha sugerido en varias ocasiones que tiene la autoridad para remover a Powell, y en una conferencia de 2020 llegó a decir: “Tengo el derecho de removerlo”. A lo largo de su administración anterior, el expresidente mencionó la posibilidad de degradar a Powell a un rol regular en la junta de la Fed y nombrar a otra persona como presidente.

La legalidad de esta situación permanece en debate. La Sección 10 de la Ley de la Reserva Federal estipula que cada miembro de la junta tiene un mandato de 14 años, salvo que sea destituido “por causa justificada” por el presidente. Sin embargo, la ley no menciona explícitamente el cargo de presidente de la Junta de Gobernadores, dejando el tema en un área gris legal que varios expertos consideran que favorece a Powell.

Implicaciones para el Futuro

Este posible conflicto se desarrollará en los próximos meses, ya que Trump ha insinuado que, aunque no esté decidido a destituir a Powell, considera tener la autoridad para hacerlo. Este escenario coloca a la Reserva Federal en una posición de defensa de su independencia, un principio crucial para el organismo y los mercados financieros.

Powell, respaldado por la interpretación legal predominante, mantiene su postura de que el presidente carece de autoridad para removerlo sin causa justificada. Mientras tanto, el tema podría tener implicaciones significativas en la relación entre el gobierno federal y la Reserva Federal, especialmente en un contexto económico desafiante que exigirá decisiones de política monetaria cruciales en los próximos años.