Dirigida por Fede Álvarez, la cinta envuelve un homenaje a los orígenes de la franquicia en una estética retro que coloca a los xenomorfos y el terror en el centro de la escena. Sin embargo, aunque es visualmente impresionante, la película tiende a centrarse más en recrear momentos icónicos del pasado que en aportar algo realmente nuevo a la saga.
“Alien: Romulus” es una experiencia que se disfruta más al verla que al analizarla. Es una secuela generosa en su oferta de acción y terror, pero que queda corta en términos de originalidad, ofreciendo más de lo mismo en lugar de expandir el universo de “Alien” con nuevas ideas.
La película reafirma a la corporación como el antagonista definitivo de la saga, introduciendo al mismo tiempo una dinámica juvenil inspirada en clásicos de la ciencia ficción de los 80. Esta mezcla puede resultar intrigante para algunos, pero para otros, la falta de innovación puede ser decepcionante, especialmente cuando se compara con secuelas anteriores que marcaron la historia del cine.
En última instancia, “Alien: Romulus” cumple con su objetivo de revitalizar el interés en la franquicia, pero lo hace de una manera que parece más un ejercicio de repetición que una evolución. Es una secuela que, aunque competente, no logra escapar de la sombra de sus predecesoras, dejando la sensación de que es más una pieza de colección que una verdadera obra maestra del cine de ciencia ficción.